El barrio Valenti y la solidaridad vecinal después de los incendios
Durante la semana pasada la lluvia bajó con barro, cenizas y piedras. Calles abnegadas, y la bruma que respiraba desde abajo subía a la superficie nublando la ciudad: la tierra aún está caliente. Muchas viviendas y negocios se llenaron de agua y en los barrios altos, las casas se inundaron aún más. El domingo pasado, …
Durante la semana pasada la lluvia bajó con barro, cenizas y piedras. Calles abnegadas, y la bruma que respiraba desde abajo subía a la superficie nublando la ciudad: la tierra aún está caliente. Muchas viviendas y negocios se llenaron de agua y en los barrios altos, las casas se inundaron aún más.
El domingo pasado, un grupo de vecinos y vecinas del barrio Valenti se juntaron para hacer una barrera de contención de manera preventiva. “Fueron a ayudar a una vecina, que con la tormenta pasada le entró el agua completamente a la casa y arrasó con todo”, cuenta Queco, uno de los vecinos y explica que se llenaron bolsas de arpillera con arena y tierra y se colocaron neumáticos para tratar de hacer una pared cavando un pozo a lo largo del predio para evitar otra posible inundación.
“Porque acá no vino absolutamente nadie. Las cabañas fueron arrasadas por el alud que vino de arriba, al no haber árboles. Hubo que sacar todas esas cenizas mano a mano. Nadie apareció. En la manzana que rodean las calles Los Terrones, Aconcagua, Tronador y Los Alazanes, hace más de tres días que no tienen agua”, trasmite Queco con la indignación en la boca.
El paisaje sombreado aún es una postal de lo que fue y ante una lluvia, el cuerpo de la montaña se desarma encima de las casas. Los árboles desnudos aún no pueden absorber lo que cae, y el efecto esponja del monte es como un tobogán de piedra que desciende.
Entre las ramas tortuosas de lo que fue un monte maduro, las gotas de agua rebotan sobre la tierra, tratan de atravesar la primera capa del suelo que se extiende como un manto grisáceo, una reminiscencia -quizás- a la existencia más prístina de la tierra.
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En un contexto global de cambio climático, la bióloga Cecilia Diminich, explica que el incremento de la temperatura no se va a frenar. “Vamos a vivir en ambientes más calurosos y en las zonas de Córdoba vamos a tener olas de calor más largas y frecuentes, con eventos de sequía más profundos. Los inviernos más crudos, todo se vuelve a extremar”.
Hace poco más de un mes, el fuego avanzaba por la región y luego, los vientos volaban los suelos. Incendios e inundaciones, el resultado de un creciente deterioro ambiental que empeora las condiciones climáticas.
Lo que sostiene al monte es muy susceptibles a erosionarse, conservarlo se vuelve algo tan urgente como vital. En medio de condiciones de sequía y fuertes vientos, las plantas leñosas brindan la protección necesaria para que los suelos no se vuelen. Lo mismo cuando llueve, es el monte el que se recarga y evita la bajada abrupta como se vivió la semana pasada a consecuencia de la falta de árboles pos incendios.
Los servicios ecosistémicos, como se denominan a todos estos beneficios que ofrece el monte nativo, están en riesgo hace décadas con la profundización de un modelo productivo que incrementa la degradación del ambiente y los recursos naturales. Extractivismo agrícola, ganadero y de bienes no renovables: hidrocarburos y minerales, tienen su desarrollo sin condicionamientos a partir del RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones), que promueve inversiones a cambio de no dejar ninguna ganancia en el país por 30 años y devastar los territorios.
A nivel provincial, la adhesión a este proyecto, incrementará las consecuencias sobre el impacto negativo de mega emprendimientos que ya están en marcha. “Una propuesta del gobierno nacional que Córdoba la toma y la adapta a su provincia, para llevar adelante diferentes proyectos vinculados con el manejo de los recursos naturales. Esta versión propone menos trabas legales, sobre todo vinculada a las leyes de protección ambiental y de acceso a la tierra, entre otras cosas”, explica Cintia Ritcher brigadista forestal de Villa Giardino e integrante del colectivo Pañuelos en Rebeldía.
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Ante las deseadas lluvias, el agua aún necesita de la recuperación de la tierra. Los ciclos de la naturaleza, no se condicen con los tiempos productivos que se imponen en un mundo cada vez más maltratado. La paciencia de la naturaleza, toma la forma de la vida que brota -apenas- y parte ese paisaje terrestre en dos.
A este proceso de recuperación lenta, la prevención, -que implica llevar adelante acciones integrales pre y pos incendios-, sigue siendo una materia pendiente desde el Estado local.
*Fotos: gentileza vecinos y vecinas del Barrio Valenti.
Agencia de Noticias del Valle de Punilla y Noroeste cordobés, ubicada en Capilla del Monte. Información local y regional desde la mirada de trabajadoras y trabajadores de Cooperativa Viarava.
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